Hoy, nos venimos enfrentando a varios años de INTERESES NEGATIVOS. Algunos lo toman a broma:
El inversor y consultor financiero Russell Napier anunció hace un tiempo (chanceando) la creación de un Fondo Europeo de Capital de Alto Rendimiento Garantizado, que consistía, nada menos, que en un gran cuarto blindado y lleno de dinero en efectivo y custodiado por fuera por un hombre armado a la puerta.
¿En qué consistía la broma? Dado que cada vez son más los bancos centrales y bancos privados que ofrecen un interés negativo por el dinero que reciben en depósito de ahorros o a plazo, el dinero de su “Fondo”, que no produciría interés alguno, al menos no le cargaría un interés negativo al depositante y por tanto, el “rendimiento” sería mayor.
Efectivamente, en 2014 el Banco Central Europeo (BCE) bajó sus intereses de préstamo referenciales por debajo de cero. Luego siguió Japón y hoy, en 2020, esta desquiciada tendencia se ha hecho firme y difícil de ser removida.
Una de las razones de los intereses negativos, es la enorme deuda estatal que aflige a muchos países, los cuales, consiguen con este mecanismo la falsa ilusión de que no habrá consecuencias a sus actos: pueden endeudarse para pagar sus deudas anteriores sin pago de intereses y pueden endeudarse cuando lo necesiten sin pago de intereses… mejor aún, recibirán un pequeño monto adicional por hacerlo.
Fuera de la zona euro, Suiza, Suecia, Dinamarca y el mencionado Japón han seguido el ejemplo.
Las distorsiones en los mercados financieros son enormes, lesionado a los bancos y afectando a las pensiones de los ciudadanos.
Las empresas bien conectadas ahora pueden pedir enormes cantidades de dinero a un interés de casi 0 o incluso al 0 %, con las cuales embarcarse en aventuras de compra de otras empresas, proyectos a la luna o comprar sus propias acciones, todo ello sin que el dinero les cueste nada.
El BCE introdujo un sistema para contrarrestar el daño que su política de intereses negativos causaba a los bancos, pagándoles a estos por tomar prestado.
¿Y la banca? Los bancos a su vez, que en un inicio creían que cobrarles a sus clientes por guardarles su dinero, los alejaría (y luego descubrieron que no), ahora han diseñado abiertamente un sistema de intereses negativos o uno encubierto detrás de diferentes tarifas.
Para el 2019, unos 17 trillones de USD en bonos ofrecían intereses negativos. ¿y por qué alguien invertiría en un instrumento que al vencerse retornará una cantidad menor que la invertida? Simplemente, porque en un mundo de finanzas distorsionadas, no hay opciones mejores.
A fines de 2019, la tasa de interés del Banco Central de Suecia era -0.25 %; en Alemania, Austria, España, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia y Letonia, era el - 0.5 %; en Suiza y Dinamarca el -0.75 % y en Japón el -0.1 %.
Por supuesto, cuando el dinero y las divisas no valen nada, se producen fenómenos propios del mundo al revés en que vivimos: el tercer banco danés más grande, el Jyske Bank lanzó a finales de 2019 la primera hipoteca en el mundo con intereses negativos: el -0.5 % anual. Es decir, que el banco efectivamente le paga al prestatario por el dinero que este le pide prestado, haciendo que pague menos de lo que pidió en préstamo inicialmente. Poco tiempo después Nordea Bank Abp siguió el ejemplo con la misma tasa negativa a 10 años, y un mero 0.5 % a 30 años.