Normalmente —cuando no se provee la opción de definir a quién se cargan los costos de la transferencia— el banco que inicia la misma, carga su tarifa a su cliente, los cargos de los bancos intermediarios son tomados directamente de la transferencia por ellos y el banco de la parte beneficiaria carga a ésta su tarifa por recibir los fondos.
Debido a ello, y si la transferencia es por una cantidad no muy alta, el beneficiario puede sentirse afectado al correr efectivamente con los dos últimos cargos.
Existen también bancos que, al iniciar una transferencia, no cargan su tarifa a la cuenta de su cliente (o la cargan solo parcialmente) sino que la descuentan del monto a enviarse, convirtiéndose la operación en una transferencia con la modalidad BEN, aunque la parte que envía los fondos no haya escogido tal opción; simplemente, es la forma predeterminada en que su banco maneja estas operaciones.
Con respecto a qué parte paga dichos componentes del costo total, muchos beneficiarios piden que los cargos que le serán descontados sean asumidos por la parte que envía los fondos, añadiendo una X cantidad al monto inicial por enviar. En otros casos, consienten en asumir la tarifa del banco intermediario y aún en otros, asumen los dos cargos. Lo anterior significa que muchas veces las partes negocian las condiciones en que una transferencia se hace, especialmente para cantidades pequeñas, menores a USD 10,000. Conforme crecen los montos, el costo de las transferencias se hace relativamente irrelevante.